De entre la amalgama de restos, procedentes en su mayoría de piezas de antiguas bicicletas, Carmona compone, en un santiamén, su "Quijote sin miedo", reflejando en su porte la actitud decidida, audaz y tenaz que caracteriza a este personaje emblemático de la Literatura Universal.
Carmona en un alarde de sobredosis de ingenio y creatividad ensambla cada una de estas figuras otorgándoles sus característicos atributos: dotando de movimiento y robustez al toro (en el caso de su "Toro y Torero") y empaque y elegancia a la figura del torero, con la dificultad añadida de hallar las piezas idóneas para su composición.
Cada vez que Carmona nos muestra sus trabajos nos deja perplejos a la vez que gratamente sorprendidos, ya se trate de pintura, de escultura, de restauraciones o de la eficiente y artística forma de preservar y divulgar nuestro Patrimonio Histórico-Cultural.
Estos quijotes y sanchos, tan diferentes en su diseño y composición, son fruto de la desbordante creatividad de Juan Carmona que, incansable, busca por doquier aquellas escasas, raras y valiosas piezas con las que recrear la aventura cervantina donde realidad y ficción van de la mano en pos de la huidiza justicia.
En "La familia Ideal" el pintor Juan Carmona haciendo alarde de su fecunda imaginación y de su inagotable energía creadora, recrea su ideario familiar, tomando forma escultórica mediante sorprendentes y valiosas piezas férreas rescatadas de entre la maleza del tiempo, gracias la curiosidad insaciable de su hacedor, componiendo con ellas una maravillosa loa monumental a LA FAMILIA, con mayúsculas, donde el conocimiento, la creatividad y la generosidad sean sus pilares básicos, siempre bajo la tutela del afecto, la ayuda y el respeto mutuo...