EL GRAN FRAUDE DEL ARTE ABSTRACTO: "SUEÑOS DE GLORIA Y..." (1971-1972)
Volumen nº 18 compuesto por 50 pinturas sobre cartones.
¡Sólo un genio como J. C. Carmona posee las facultades de pensar, actuar y crear tan lúcidamente desde tan temprana edad!
La suprema genialidad del pintor Juan C. Carmona corre pareja a su honestidad e integridad artística, que ni el transcurrir del tiempo ni las adversas circunstancias de la vida han logrado doblegar ni transformar. Su pensamiento permanece intacto y la frescura de su obra habla por sí misma inmersa en un universo creativo sin parangón, tan variado y diverso que regido por el absoluto dominio del color expresa una multiplicidad de atrayentes formas en el conjunto de su prolífica creación.
En este volumen nº 18 que encabeza su portada, realizada y pintada por el pintor al igual que el tomo completo, lleva el significativo título de El fraude del arte abstracto. Sueños de gloria y… (1971-1972) Carmona manifiesta abiertamente y sin tapujos una acerada crítica y autocrítica sobre el arte abstracto, al mismo tiempo que desvela su carácter visionario, cuyas predicciones realizadas hace ya más de 50 años se están cumpliendo a rajatabla en la actualidad, tanto en lo relativo al deterioro de la concepción del arte como de aquellos valores morales, medioambientales y sociales. Todo ello constituye una constante a lo largo de su etapa juvenil, quedando reflejado su sentir en muchas de las obras realizadas entre los 13 y los 24 años de edad, bien sea formando parte de este tipo de volúmenes, remitiéndome a los ya publicados en esta misma web con títulos alusivos como Arte Moderno, La Destrucción del Arte o Mi Arte, o plasmando su pensamiento gráfica y literalmente en muchas de sus múltiples obras de juventud, dejando en su libro autobiográfico El Talento Oculto, y en su catálogo de Arte Contemporáneo una importante representación de las mismas.
Sus “¡Advertencias!”, dirigidas a los adquirientes de este tipo de pinturas, compendiadas en dichos volúmenes en el reverso de sus portadas y contraportadas, son tan veraces y sinceras que el mismo autor quedaba sorprendido de la gran aceptación de sus obras, bien remuneradas por entonces, a pesar de la crítica y autocrítica tan abierta vertida en sus escritos, pues de los veinticinco volúmenes realizados por Carmona compuestos cada uno de ellos de 25, 50, 75 o de 100 pinturas la mayoría abstractas, a excepción de los motivos pintados en sus portadas, sólo conserva cinco, algunos de ellos adquiridos de nuevo por el propio autor para engrosar su excepcional colección particular.
Dado que este volumen es una auténtica primicia de rabiosa actualidad por haber vuelto recientemente a las manos del pintor, nada más apropiado que publicar íntegramente su particular advertencia confeccionada sabia y certeramente con tan sólo 22 años de edad, aportando al mismo tiempo unas muestras de las cincuenta pinturas que lo componen como prueba de su increíble y fascinante obra pictórica que abarca el campo de la abstracción y de la figuración con idéntica maestría y genialidad.
Si bien la crítica vertida sobre el arte abstracto está plenamente justificada dadas las incongruencias, necedades y desfachateces que intentan hacernos tragar desde hace decenios, elevándolas a la más sublimes de las innovaciones conceptuales y categorías artísticas, su autocrítica sin embargo es desproporcionada y está fuera de lugar, pues ni el mismo pintor era consciente a tan temprana edad de su enorme potencial, que transformaba en arte todo aquello que tocaba, y es ahora, al contemplar sus propias obras del pasado, cuando Carmona vislumbra la enorme variedad y calidad creativa de su ingente trabajo realizado en su etapa de juventud.
Estos tres cuadros, comprendidos en el volumen nº 18 compuesto de 50 pinturas, contienen el germen de su crítica social y artística, y son sus alusivos títulos: “Amanecer sin esperanzas” (1971); "El progreso avanza" (1972) y "Duelo por la pintura antigua" (1971).
Y a continuación les publico íntegramente su “Advertencia” manuscrita en el volumen nº 18 del año 1972:
¡ADVERTENCIA!
"Mi más sincero agradecimiento por haber adquirido este volumen del cual me siento muy orgulloso como creador… Para su información debo confesarle que no siento ningún aprecio por este tipo de arte, aunque lo hay hecho yo, pero las circunstancias de la vida me han obligado a ello. No me gusta lo fácil y menos aún lo grotesco en el arte, y la pintura abstracta posee estos dos defectos multiplicados hasta el infinito.
Frente a la ceguera de las masas, hacen su agosto los despiadados galeristas, críticos de arte y los marchantes. Son tres pilares fundamentales donde se asientan los grandes negocios de la pintura abstracta. Rinden pleitesía a lo vacuo, al feísmo, a la indisciplina artística, al todo vale… Han abierto la caja de Pandora dejando escapar los virus de la mentira, la arrogancia y sobre todo la soberbia. ¡Ay de aquellos que no se hallen en el redil y pasten en los verdes prados de la belleza y la verdad del arte…! Son cínicos prepotentes que promulgan sin vergüenza alguna lo que ellos llaman la nueva pintura, la savia del arte, la nueva sangre artística liberada de las cadenas clásicas del pasado, del sacrificio y el orgullo de la obra ejecutada con amor, tenacidad e ilusión. La especulación artística es su credo, su invasión en los medios de comunicación ha crecido como la cizaña, la cual ha echado largas y gruesas raíces en las mentes planas del rebaño, creyendo estos a pies juntillas sus esperpénticas retóricas sobre las vanguardias y sus heroicos creadores. La gran mentira ha sido sembrada en los campos de la indiferencia cultural, regándola con palabras vanas, exposiciones de risa, catálogos absurdos, más falsos que la purpurina y conferencias para cretinos. Una vez recogida la cosecha será depositada en galerías para ser vendida sin ningún tipo de escrúpulo a seguidores fieles y fervientes, los cuales pagarán cifras astronómicas por poseer un lienzo cuajado de chorreones y salpicaduras varias, todo ello aderezado con hojas de periódico pegadas, junto a pegotes de pintura mezclada con arena. ¡Ya está hecho el negocio! La cosecha ha dado sus frutos.
Cuando yo tenía 15 años pinté varios cuadros en sábanas de 195 x 130 cm, y otros tenían dos metros y medio por uno sesenta, sobre todo uno que titulé el Origen de la Vida que no tiene nada que envidiar al pintor Jackson Pollock, pues él sólo hace chorreones feísimos. Sin embargo mi cuadro es una loa a la vida y al color, ¡y con sólo 15 años! A mis 22 años y con un bagaje a mis espaldas de más de 5.000 pinturas abstractas realizadas desde el año 1964, debo ser el pintor más joven y prolífico de este mundo, sin embargo no estoy orgulloso de este trabajo digno de Hércules, todo lo contrario, me siento un traidor a la auténtica pintura del pasado.
Es urgente alzar las voces contra esta caterva de mercaderes del arte de la nada, los nuevos reyes Midas del glorioso arte abstracto, los cuales llenan sus arcas gracias a la ineptitud de las mentes planas de los nuevos ricos, quienes mostrarán sus hermosos garabatos e impresionantes chorreones de pintura, aun fresca a otros necios más ricos que ellos aún. ¡Hay que invertir en arte moderno! Vociferan sin pudor en los nuevos templos del arte que son los circuitos artísticos y pienso yo “¡qué tomadura de pelo!, es de risa tamaña desfachatez y nunca será cuestionada por los adquisidores de tales obras, pues se verían señalados por su ignorancia por el dedo acusador del crítico de turno el cual posee el cetro de oro de la verdad y mando”.
Yo nunca me he dejado atrapar, ni me dejaré mientras viva por las redes de los pescadores de jóvenes talentos y futuras promesas. No necesito la fama ni las lisonjas banales. Mi pintura es sincera y fresca, y sobre todo honrada, aunque debido a mi poca edad comprendo lo mucho que me queda por aprender, pero mi voluntad y sobre todo mi ilusión son más duras que el acero y tengo el juicio necesario para ser mi más implacable crítico. No necesito escuchar las necedades de expertos en arte moderno para valorar mi trabajo.
Si esto sigue así, pienso que la cosa dentro de 40 o 50 años será peor, pues es un negocio limpio y redondo: no se expone nada y se gana todo. Es como la religión, una gran mentira repetida muchas veces se convierte con el tiempo en verdad.
Las débiles mentes necesitan creer todo este tipo de vaguedades y vanas promesas, tomándolo como refugio a su pasividad y cobardía, dejándose arrastrar por la vanidad de poseer una firma famosa que él mismo, en su ignorancia, ha contribuido a idealizar.
¡Estúpidos! e incompetentes jóvenes talentos son alzados al Olimpo de las artes por los cuatro manejantes de tan lucrativo negocio.
Hay que cuidar con esmero y, sobre todo, con codicia la gallina de los huevos de oro. Hay colas de artistas para poder exponer sus vomitivas obras en las galerías de moda sin importarles ningún tipo de prostitución por tan alto valor y favor.
Esta es mi sincera opinión sobre el arte abstracto, otra más de las grandes mentiras que rigen el mundo. ¿Comprende usted ahora porqué sobre aviso a los compradores de mis pinturas? Quiero darles a entender que en realidad no compran arte, solo humo.
De nuevo le doy las gracias por haber confiado en mí, pero debo ser sincero, este volumen sólo es ilusión".
“¡VIVA EL PRADO Y SUS MAESTROS!
Juan Castro Carmona, “El Sevillano”. Año 1973-74. Alcorcón (Madrid)
Características:
"El fraude del arte abstracto. Sueños de gloria y… (1971-72)". Volumen nº 18 compuesto de 50 pinturas de arte contemporáneo y abstracto. La pintura de su portada es figurativa sobre un fondo abstracto y la de su contraportada una abstracción. Cubiertas, compuestas por madera y cartón, reforzados sus extremos con cuñas de madera adornadas con clavos de puertas antiguas. Grosor del volumen: 11,5 cm.
Portada: El fraude del arte abstracto. Sueños de gloria y… (1971-72): Pintura plástica industrial sobre madera. Espátula y pincel. Medidas: 39 x 29 cm
Contraportada: “Casa Fermín, Vinos” (1970): Pintura plástica industrial sobre madera. 39 x 29 cm. Espátula.
Nº 26: Amanecer sin esperanzas (1971): Pintura plástica industrial sobre cartón. Medidas: 36 x 26,5 cm.
Nº 36: Duelo por la pintura antigua (1971): Pintura plástica industrial sobre cartón. Medidas: 36 x 26,5 cm.
Nº 44: El progreso avanza (1972): Pintura plástica industrial sobre cartón. Medidas: 36 x 26,5 cm.
Autor: Juan Castro Carmona.