APARATOS LUMÍNICOS ORIGINARIOS DE ALMAGRO. Siglos XIX y XX.
Conservados por el pintor Juan Castro Carmona.
Y continuando con el anterior artículo, referido a antiguos portavelas, candelabros, apliques y quinqués, tampoco podía faltar el milenario y omnipresente candil, recipiente en forma de pico alargado del que se sujeta una varilla de hierro rizada para poder colgarlo, portando en su interior un recipiente más pequeño llamado 'candileja' que sirve como depósito del aceite conteniendo a su vez el pábilo o mecha (torcida de cordón de hilo de algodón) que se enciende y da luz.
De raíces prehistóricas, realizados con diferentes materiales, se conocen candiles desde el siglo X a. C. siendo los romanos quienes implantaron sus “lucernas” generalizando su uso para tener luz artificial, hasta que, a finales del siglo XVIII, se sustituyeron por la lámpara de Argand o quinqué.
Y entrando en la era industrial observamos tres antiguos carburos y el original farol ferroviario de jefe de estación de Renfe:
La lámpara de carburo o acetileno, de iluminación a gas, fue inventada por Enrique Alexandre y Gracián en Barcelona en 1897 y el primer carburo de calcio fue desarrollado en los EE. UU., en Nueva York el 28 de agosto de 1900 por Frederick Baldwin. Primeramente fue empleado en la minería y su uso se ha difundido también en otras actividades como la espeleología, la pesca o el senderismo. Con menos de un litro de agua y carburo de calcio puede obtenerse iluminación para más de 24 horas. El más antiguo de los tres carburos expuestos en imagen es, sin duda, el fabricado con mineral de hierro.
El presente y antiguo farol de mano de Renfe del año 1870 usa aceite o petróleo, hasta que se inventó el carburo o acetileno para su combustión. Estos faroles de mano eran útiles indispensables para velar por la seguridad ferroviaria mediante señales luminosas, indicadas en el reglamento, para dar órdenes a los maquinistas.
El primer semáforo apareció en 1842 en el ferrocarril de Croydon, Inglaterra sin precisar la presencia del operario en el punto de la señal, que se presentaba en el mismo lugar, en un punto relativamente elevado y fácil de reconocer por el maquinista incluso en condiciones climatológicas adversas, hasta que la visibilidad disminuía y al llegar la noche, el operario tenía que acercarse con el farol de mano de petróleo o de aceite a dar al maquinista las indicaciones pertinentes. Esto último se solventó poniendo el farol en la misma señal, dando comienzo a las señales luminosas.
- Fuentes propias y de Wikipedia.
Características:
- Candil del siglo XIX. Medidas: 17,5 cm de altura.
- Farol ferroviario de aceite del año 1870, en perfecto estado de conservación. Medidas: 30 cm de altura x 15 cm de ancho x 15 cm de fondo.
- Tres carburos (de principios y mediados del siglo XX): Medidas del conjunto: de entre 18 y 20 cm de altura.